Finalizando un archivo de audio

Finalización
Ya hemos dedicado tiempo a atender los aspectos técnicos que permiten preparar el espacio de trabajo [link], cargamos los clips de audio en el programa de edición multipista, los separamos por su procedencia o contenido con sus fundidos para que sus entradas y salidas no generen saturaciones o clicks indeseados.
Trabajamos sobre el concepto de espacio sonoro [link], basando su construcción en cuatro pilares fundamentales que son la intensidad, la posición estéreo, la proporción de campo directo y campo reverberante y el comportamiento espectral, que en su combinación nos dieron por resultado los distintos planos sonoros que conforman el paisaje sonoro buscado.
Trabajamos y compusimos. Tenemos –o pensamos que está– todo listo. Repasaremos aquí una serie de recomendaciones para la última etapa de trabajo, que nos recompensará con el paisaje sonoro en un archivo de audio independiente, listo para ser publicado, difundido y escuchado.

Coherencia de la mezcla
Después de dar por terminado el trabajo y de habernos tomado un debido descanso que nos evite la fatiga auditiva, es normal que nos dispongamos a realizar repetidas escuchas hasta estar en pleno (auto)convencimiento de que efectivamente el trabajo está listo.

Hay algunos puntos que son importantes a cuidar en estas escuchas finales y que nos aseguran un ordenado final para el proceso compositivo.
La primera es que haya una coherencia espacial entre la mezcla de ambientes y fuentes sonoras puntuales, respecto al espacio sonoro que hayamos querido construir. Es decir, que cada cosa esté en su lugar del espacio estéreo, en su plano de lejanía o cercanía y con su reverberación correspondiente.

En segundo orden, verificaremos que exista cierta riqueza o variedad en las fuentes sonoras que estamos haciendo interactuar, ya que esto –a no ser que se trate de un espacio notoriamente desierto– es lo que tornará interesante el paisaje sonoro en la mayoría de los casos.

Por último, chequearemos que en esa variedad de elementos, no tengamos zonas con abundancia y otras zonas más vacías, sobre todo evitando las coincidencias de vacíos entre fuentes sonoras que volverían poco natural al paisaje.
Por otro lado, muchas veces para conseguir la extensión deseada duplicamos clips de ambientes y los utilizamos uno a continuación del otro. Esto es un buen recurso, siempre y cuando ese bucle que estamos generando de manera artesanal quede enmascarado y desapercibido por todo lo que suceda de mayor relevancia en la mezcla.

Automatizaciones
Es muy probable que los parámetros que configuramos para el funcionamiento y procesamiento de un canal cambien de manera total o parcial, no funcionen de manera orgánica para todo el proyecto: determinado clip de audio está en el plano que queremos pero de pronto el nivel sube abruptamente; o algo que quisimos que esté paneado a la derecha lo queremos sonando por la izquierda. Cuando esto sucede, recurrimos a las automatizaciones.
Al activar la vista de automatizaciones vemos de inmediato distintas líneas superpuestas a los clips de audio. Estas líneas representan los valores que toman los parámetros del audio teniendo por defecto a la intensidad y la posición estéreo, pero con posibilidades de alterar cualquier instancia de todos los procesos que hayamos insertado en ese canal.
Si es la primera vez que abrimos esta vista, nos encontraremos típicamente con líneas horizontales en el valor que esté funcionando, por ejemplo, la intensidad. La forma de modificar esto, es agregando nodos a esas líneas, lo que permite cambiar los valores de esa variable y obtener, por ejemplo un aumento de 3 dB en un punto determinado y una disminución a -6dB en lo sucesivo. Cada nodo es un punto de inflexión para la línea de automatización, que es absolutamente flexible a nuestras necesidades incluso sirviendo para encender o apagar un proceso en determinada sección del proyecto.

Automatizacion

Niveles de sonoridad
Una de nuestras últimas escuchas debería estar dedicada a poner atención en los niveles de sonoridad. Con la ayuda de un vúmetro, un medidor de picos, de RMS o de LUFS podemos hacer este trabajo.
Lo importante es en primer lugar que los canales –siguiendo nuestro caso, el izquierdo y el derecho– estén equiparados en niveles. Esto quiere decir que al construir el espacio estéreo hemos destinado la misma cantidad proporcional de fuentes sonoras y niveles a un lado y al otro y perceptivamente se escucha pareja la mezcla en su utilización del estéreo.
Si identificamos alguna anomalía de niveles, la opción más prolija es volver a la etapa de mezcla y re elaborar las secciones desparejas, volviendo a ubicar en nuevos planos aquellas fuentes sonoras que hubieran quedado desencajadas y nos estén “volcando” la mezcla hacia un lado.
También puede suceder que identifiquemos algún sonido que por la combinación entre su intensidad la tonalidad y el lugar que le hemos otorgado en la mezcla, suene hiriente a la escucha. También podemos volver a la etapa de mezcla para buscar dicho clip y atenuar mediante la utilización de un ecualizador la porción del espectro en cuestión.
Respecto al nivel de sonoridad de salida –que puede estar medido en RMS o en LUFS– podríamos discutir ampliamente en relación a qué rango de niveles son aceptables para la finalización de un archivo de audio. Las posturas son divergentes cuando además se supone que estamos transitando la salida de la llamada guerra del volumen, que comenzó en la década de los 90 con el auge del CD llevando al rango dinámico a valores cada vez más chatos y acortando las posibilidades de que múltiples planos sonoros convivan en cualquier producción sonora comercial.

Los nuevos paradigmas apuntan a una inteligibilidad mayor, a una riqueza de planos que permita disfrutar de sonidos fuertes como tenues. Entonces, con esto presente, podemos destinar algunas escuchas con nuestro sistema de reproducción sonando a un nivel considerable y verificar que todos los planos de nuestra mezcla se escuchan con claridad en los niveles que les quisimos otorgar. Si podemos escuchar con inteligibilidad todos los planos que hemos construido y suenan perceptivamente parejos estamos en condiciones  de dar por terminada la etapa de mezcla.


Obteniendo el archivo final

Esta opción, dependiendo el programa de edición multipista sobre el que hayamos trabajado puede aparecer bajo el nombre de bounce, render, mixdown, export o de alguna otra manera. En líneas generales la operación consiste en reproducir y grabar todas las órdenes que hayamos configurado a lo largo y ancho de nuestro proyecto. Tenemos que tener especial cuidado en este momento en no haber dejado canales en solo o muteados, ya que el archivo que obtendremos es una fiel réplica de lo que esté configurado en el proyecto en ese preciso momento.
En general, podemos elegir diversas opciones para el formato del archivo que nos entregará la operación. Lo recomendable es elegir wav o aif, que son formatos de audio sin compresión. En todo caso, esos archivos pueden convertirse posteriormente a mp3 u otros formatos más livianos para ser enviados o compartidos por internet.

Una vez obtenido el archivo, lo recomendable es abrirlo en un editor de audio para los últimos retoques.
Así como en su momento realizamos fundidos de entrada y de salida a cada clip, nos toca ahora hacerlo de manera técnica en el archivo completo, para asegurarnos una vez más no generar ningún click indebido al iniciar o terminar la reproducción. También es conveniente agregar un segundo de silencio al inicio y al final del clip, para asegurarnos que si en el futuro forma parte de un album, compilación o lista de reproducción, estará debidamente separado de las pistas que lo antecedan y precedan.

Sigue la normalización a pico, un proceso mediante el cual el programa escanea la totalidad del archivo con el que estamos trabajando para encontrar el pico más alto y llevarlo al valor que le hemos ordenado –generalmente 0 dBfs, el nivel más alto que maneja un sistema digital–, ajustando cada una de las demás muestras en proporción. Es importante entender que la normalización a pico no altera los valores proporcionales de una señal de audio, solamente optimiza la relación señal – ruido, permitiendo que la reproducción del audio esté lo más alejada posible del piso de ruido del sistema sin alterar los planos de la mezcla.

Normalizacion

Por último, chequeamos el eje del cero absoluto, también llamado eje de la contínua o DC offset –en los programas que estén en inglés–. El desvío de este es eje es un error muy común, presente en algunos clips de audio a raíz de los múltiples procesamientos que ha recibido hasta llegar a esta etapa, manifiesto por las desigualdades que tiene la señal, en los dominios positivos y negativos con respecto al eje de cero absoluto, donde la amplitud es -∞. La señal debe oscilar con su eje en -∞ y con este chequeo lo corroboramos.

Offset

¡Al fin tenemos nuestro archivo listo! es hora de subirlo, compartirlo y hacerlo rodar para que llegue a la mayor cantidad de escuchas posibles.

¿Cómo finalizás tus audios? ¿Te sirvieron estos tutoriales? Sentite libre de compartirlo con quien quieras para seguir intercambiando técnicas y métodos de trabajo con audio.
¡Gracias por pasar!

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