Diez puntos para un buen paisaje sonoro
El año pasado, dictando un taller sobre paisaje sonoro me preguntaron si tenía algún tipo de decálogo o manifiesto para poder pensar el trabajo con paisaje sonoro en sus distintas etapas. En ese momento dije que no, que tenía ciertas premisas que me gustaba que estuvieran presentes siempre, pero que estaría bueno sistematizarlas para compartirlas como tal.
Este es el sentido de estos diez puntos, que a mi entender ayudan a asegurar un buen trabajo, ordenado desde el comienzo del proceso hasta su publicación.
1. Tener algo que contar
Es elemental tener algo que decir. Una historia, una problemática, una causa social. Esta premisa debe estar presente en cada decisión que tomemos durante el proceso de composición de nuestro paisaje sonoro.
2. Escuchar atentamente el espacio a grabar. Una buena escucha asegura una buena grabación
Entender qué estamos grabando nos ayuda a saber elegir el tipo de micrófono y su posición, las características de la toma y los niveles de grabación para no perdernos nada de aquello que estamos queriendo registrar. Debemos escuchar antes de poner a grabar.
3. Elegir el punto de escucha en función de lo que se quiere contar
Un mismo ambiente puede ser retratado desde múltiples e infinitos puntos de escucha. ¿Cuál es el que va mejor con tu historia? ¿Un punto de escucha objetivo o subjetivo? ¿Fijo o móvil? ¿Cerca o lejos? La decisión tiene que ser en pos de contar de la mejor manera posible nuestra historia.
4. Grabar pensando siempre en nuestras posibilidades de edición
Cuánto más dominemos la técnica de edición, más posibilidades tendremos de tomar decisiones a la hora de grabar: podemos no preocuparnos por algún desperfecto al grabar sabiendo que algo es reparable, ocultable o equiparable en niveles. Sin embargo, esto no implica que todo lo que sea reparable en postproducción no sea evitable.
Un buen equilibrio en esta balanza será saludable para tu producción.
5. Escuchar el material, organizarlo
Tener el material separado por tomas, por tipos de objetos sonoros, por lugares o por cualquier variable que ordene nuestro proyecto, nos ahorrará horas de trabajo en el proceso de composición.
6. Contar tu historia dejando de lado lo obvio
Las historias también pueden contarse de múltiples formas. Lo importante es saber que el público siempre puede aburrirse si lo que le presentamos es demasiado obvio, monótono o esperable. Debemos buscar la mejor forma de que la atención no decaiga en el proceso narrativo que quede implicado en la composición.
7. Editar cuidando la técnica en todo momento
Nunca se debe dejar de lado la prolijidad en el proceso de composición. El producto final tiene que ser prolijo y no tener problemas técnicos de ningún tipo.
8. Escuchar la producción a solas y después con alguien de confianza que pueda darte un feedback
En primera instancia, es fundamental estar conforme con el material que estamos a un paso de compartir.
Luego, puede ser que haya algo que se nos escape, que esté frente a nuestras orejas y no encontrarlo. Por más extraño que parezca, esto es común. Le otorga cierta frescura a esta etapa, la atención de alguien que no tenga la escucha contaminada por las horas y horas de grabación y edición que podamos tener sobre los materiales que estamos interviniendo.
9. Poner a punto si fuera necesario después de estas escuchas íntimas
¿Todos los comentarios implican reestructurar la composición? No, claramente. Pero sí debemos ser conscientes de que aquello que nuestras personas de confianza nos dicen, por algo es. Retocamos entonces lo necesario siempre buscando sentirnos a gusto con el resultado.
10. Compartir tu producción públicamente
Es el momento, a subir nuestro paisaje sonoro a las plataformas de escucha y compartirlo con nuestros colegas y gente conocida.
¿Tienen otros puntos? ¿más ideas para agregar? son invitados los comentarios
¡Gracias por leer y compartir!