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Soundscape

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Cualquier intento de búsqueda sonora que pudiera haber pretendido al encarar la grabación de campo del metro de Panamá, fue opacado por una impactante noticia: ese miércoles 11 de marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud acababa de declarar oficialmente que el Covid-19 tenía ya categoría de pandemia.
Es así que igual subí al metro, grabadora en mano, en busca de documentar aquella particular situación. La ciudad de Panamá –como sucedió en tantas otras– se encontraba de pronto entre el miedo y la incredulidad, siendo que algunas personas comenzaron a recluirse de forma voluntaria; otras, que aún circulábamos por distintas motivaciones u obligaciones, no lográbamos entender o dimensionar el alcance de la situación; un último grupo se mantenía incrédulo frente a las declaraciones oficiales afirmando que no podía ser cierto y que seguramente no sería tan letal como los medios lo pintaban.
Por más que viajara en dirección al centro en hora pico de salida laboral, es decir, cuando la gente suele viajar hacia las afueras, al subir al metro me encontré con un panorama de desolación con apenas tres o cuatro personas viajando por vagón.

Allí, casualmente –o no– una mujer y un muchacho que parecían conocerse pero no en alto grado de confianza, hablaban sobre posibilidades de mitigar el virus y diversas formas de llevar adelante un cuadro con condiciones gripales con remedios caseros. Es así que este paisaje sonoro se vuelve también una escucha furtiva de esta conversación, en la que la cebolla morada es la principal protagonista.

El metro de la ciudad de Panamá es nuevo: fue iniciado en 2011 e inaugurado en 2014 y la tecnología que nos encontramos al transitarlo –estado de los coches, calidad de las grabaciones de las indicaciones– da cuenta de ello.
El paisaje sonoro final que escuchamos parte de grabaciones de campo realizadas entre las estaciones 12 de octubre y Vía Argentina, que luego fueron intervenidas para dar continuidad al relato.

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Impulsado por el Centro Cultural España Panamá – Casa del Soldado, el proyecto Expansión Sonora, nació en 2018 con el objetivo de crear un marco de trabajo que permita fortalecer y ampliar la creación, experimentación, las redes entre quienes hacen música y arte sonoro en Panamá y la región, así como acercar sus propuestas y lenguajes contemporáneos en el ámbito del sonido o la música a un mayor espectro de público.

En este contexto, estaré formando parte la semana próxima de una serie de actividades que tendrán lugar en aquella institución, en la ciudad de Panamá: los días martes 10 y viernes 13 compartiendo el taller Paisaje sonoro: redescubriendo los espacios urbanos, en el que trabajaremos distintas herramientas para conocer las posibilidades de la práctica del trabajo de campo y la posterior edición creativa de esos registros.

El día miércoles, compartiré en el MAC Panamá [museo de arte contemporáneo], el taller Cazadores de sonidos, dirigido a niños de 8 a 12 años y pensado para sensibilizar la escucha desde una perspectiva lúdica.

Además, el viernes 13 de marzo tendrá lugar un conversatorio en el que participaremos Mar Alzamora-Rivera [pa], Maria Paula Jaramillo [co], Oscar Argote [pa] y yo, presentando los distintos proyectos en los que estamos trabajando actualmente.

El cierre del evento será con un concierto electroacústico y audiovisual en cuadrafonía, en el que habrá piezas individuales y una intervención audiovisual grupal sobre el guión experimental Dinámica de la gran ciudad, de Laszlo Moholy-Nagy (1921-22).

Las actividades son todas con entrada gratuita y apoyadas por el Centro Cultural España Panamá – Casa del Soldado, así que si están cerca pueden acercarse, ¡o compartir con alguien que pueda ir!

Muchas gracias por leer, ¡nos vemos pronto!

Expansion sonora

El año pasado, dictando un taller sobre paisaje sonoro me preguntaron si tenía algún tipo de decálogo o manifiesto para poder pensar el trabajo con paisaje sonoro en sus distintas etapas. En ese momento dije que no, que tenía ciertas premisas que me gustaba que estuvieran presentes siempre, pero que estaría bueno sistematizarlas para compartirlas como tal.
Este es el sentido de estos diez puntos, que a mi entender ayudan a asegurar un buen trabajo, ordenado desde el comienzo del proceso hasta su publicación.

1. Tener algo que contar
Es elemental tener algo que decir. Una historia, una problemática, una causa social. Esta premisa debe estar presente en cada decisión que tomemos durante el proceso de composición de nuestro paisaje sonoro.

2. Escuchar atentamente el espacio a grabar. Una buena escucha asegura una buena grabación
Entender qué estamos grabando nos ayuda a saber elegir el tipo de micrófono y su posición, las características de la toma y los niveles de grabación para no perdernos nada de aquello que estamos queriendo registrar. Debemos escuchar antes de poner a grabar.

3. Elegir el punto de escucha en función de lo que se quiere contar
Un mismo ambiente puede ser retratado desde múltiples e infinitos puntos de escucha. ¿Cuál es el que va mejor con tu historia? ¿Un punto de escucha objetivo o subjetivo? ¿Fijo o móvil? ¿Cerca o lejos? La decisión tiene que ser en pos de contar de la mejor manera posible nuestra historia.

4. Grabar pensando siempre en nuestras posibilidades de edición
Cuánto más dominemos la técnica de edición, más posibilidades tendremos de tomar decisiones a la hora de grabar: podemos no preocuparnos por algún desperfecto al grabar sabiendo que algo es reparable, ocultable o equiparable en niveles. Sin embargo, esto no implica que todo lo que sea reparable en postproducción no sea evitable.
Un buen equilibrio en esta balanza será saludable para tu producción.

5. Escuchar el material, organizarlo
Tener el material separado por tomas, por tipos de objetos sonoros, por lugares o por cualquier variable que ordene nuestro proyecto, nos ahorrará horas de trabajo en el proceso de composición.

6. Contar tu historia dejando de lado lo obvio
Las historias también pueden contarse de múltiples formas. Lo importante es saber que el público siempre puede aburrirse si lo que le presentamos es demasiado obvio, monótono o esperable. Debemos buscar la mejor forma de que la atención no decaiga en el proceso narrativo que quede implicado en la composición.

7. Editar cuidando la técnica en todo momento
Nunca se debe dejar de lado la prolijidad en el proceso de composición. El producto final tiene que ser prolijo y no tener problemas técnicos de ningún tipo.

8. Escuchar la producción a solas y después con alguien de confianza que pueda darte un feedback
En primera instancia, es fundamental estar conforme con el material que estamos a un paso de compartir.
Luego, puede ser que haya algo que se nos escape, que esté frente a nuestras orejas y no encontrarlo. Por más extraño que parezca, esto es común. Le otorga cierta frescura a esta etapa, la atención de alguien que no tenga la escucha contaminada por las horas y horas de grabación y edición que podamos tener sobre los materiales que estamos interviniendo.

9. Poner a punto si fuera necesario después de estas escuchas íntimas
¿Todos los comentarios implican reestructurar la composición? No, claramente. Pero sí debemos ser conscientes de que aquello que nuestras personas de confianza nos dicen, por algo es. Retocamos entonces lo necesario siempre buscando sentirnos a gusto con el resultado.

10. Compartir tu producción públicamente
Es el momento, a subir nuestro paisaje sonoro a las plataformas de escucha y compartirlo con nuestros colegas y gente conocida.

¿Tienen otros puntos? ¿más ideas para agregar? son invitados los comentarios
¡Gracias por leer y compartir!

Finalización
Ya hemos dedicado tiempo a atender los aspectos técnicos que permiten preparar el espacio de trabajo [link], cargamos los clips de audio en el programa de edición multipista, los separamos por su procedencia o contenido con sus fundidos para que sus entradas y salidas no generen saturaciones o clicks indeseados.
Trabajamos sobre el concepto de espacio sonoro [link], basando su construcción en cuatro pilares fundamentales que son la intensidad, la posición estéreo, la proporción de campo directo y campo reverberante y el comportamiento espectral, que en su combinación nos dieron por resultado los distintos planos sonoros que conforman el paisaje sonoro buscado.
Trabajamos y compusimos. Tenemos –o pensamos que está– todo listo. Repasaremos aquí una serie de recomendaciones para la última etapa de trabajo, que nos recompensará con el paisaje sonoro en un archivo de audio independiente, listo para ser publicado, difundido y escuchado.

Coherencia de la mezcla
Después de dar por terminado el trabajo y de habernos tomado un debido descanso que nos evite la fatiga auditiva, es normal que nos dispongamos a realizar repetidas escuchas hasta estar en pleno (auto)convencimiento de que efectivamente el trabajo está listo.

Hay algunos puntos que son importantes a cuidar en estas escuchas finales y que nos aseguran un ordenado final para el proceso compositivo.
La primera es que haya una coherencia espacial entre la mezcla de ambientes y fuentes sonoras puntuales, respecto al espacio sonoro que hayamos querido construir. Es decir, que cada cosa esté en su lugar del espacio estéreo, en su plano de lejanía o cercanía y con su reverberación correspondiente.

En segundo orden, verificaremos que exista cierta riqueza o variedad en las fuentes sonoras que estamos haciendo interactuar, ya que esto –a no ser que se trate de un espacio notoriamente desierto– es lo que tornará interesante el paisaje sonoro en la mayoría de los casos.

Por último, chequearemos que en esa variedad de elementos, no tengamos zonas con abundancia y otras zonas más vacías, sobre todo evitando las coincidencias de vacíos entre fuentes sonoras que volverían poco natural al paisaje.
Por otro lado, muchas veces para conseguir la extensión deseada duplicamos clips de ambientes y los utilizamos uno a continuación del otro. Esto es un buen recurso, siempre y cuando ese bucle que estamos generando de manera artesanal quede enmascarado y desapercibido por todo lo que suceda de mayor relevancia en la mezcla.

Automatizaciones
Es muy probable que los parámetros que configuramos para el funcionamiento y procesamiento de un canal cambien de manera total o parcial, no funcionen de manera orgánica para todo el proyecto: determinado clip de audio está en el plano que queremos pero de pronto el nivel sube abruptamente; o algo que quisimos que esté paneado a la derecha lo queremos sonando por la izquierda. Cuando esto sucede, recurrimos a las automatizaciones.
Al activar la vista de automatizaciones vemos de inmediato distintas líneas superpuestas a los clips de audio. Estas líneas representan los valores que toman los parámetros del audio teniendo por defecto a la intensidad y la posición estéreo, pero con posibilidades de alterar cualquier instancia de todos los procesos que hayamos insertado en ese canal.
Si es la primera vez que abrimos esta vista, nos encontraremos típicamente con líneas horizontales en el valor que esté funcionando, por ejemplo, la intensidad. La forma de modificar esto, es agregando nodos a esas líneas, lo que permite cambiar los valores de esa variable y obtener, por ejemplo un aumento de 3 dB en un punto determinado y una disminución a -6dB en lo sucesivo. Cada nodo es un punto de inflexión para la línea de automatización, que es absolutamente flexible a nuestras necesidades incluso sirviendo para encender o apagar un proceso en determinada sección del proyecto.

Automatizacion

Niveles de sonoridad
Una de nuestras últimas escuchas debería estar dedicada a poner atención en los niveles de sonoridad. Con la ayuda de un vúmetro, un medidor de picos, de RMS o de LUFS podemos hacer este trabajo.
Lo importante es en primer lugar que los canales –siguiendo nuestro caso, el izquierdo y el derecho– estén equiparados en niveles. Esto quiere decir que al construir el espacio estéreo hemos destinado la misma cantidad proporcional de fuentes sonoras y niveles a un lado y al otro y perceptivamente se escucha pareja la mezcla en su utilización del estéreo.
Si identificamos alguna anomalía de niveles, la opción más prolija es volver a la etapa de mezcla y re elaborar las secciones desparejas, volviendo a ubicar en nuevos planos aquellas fuentes sonoras que hubieran quedado desencajadas y nos estén “volcando” la mezcla hacia un lado.
También puede suceder que identifiquemos algún sonido que por la combinación entre su intensidad la tonalidad y el lugar que le hemos otorgado en la mezcla, suene hiriente a la escucha. También podemos volver a la etapa de mezcla para buscar dicho clip y atenuar mediante la utilización de un ecualizador la porción del espectro en cuestión.
Respecto al nivel de sonoridad de salida –que puede estar medido en RMS o en LUFS– podríamos discutir ampliamente en relación a qué rango de niveles son aceptables para la finalización de un archivo de audio. Las posturas son divergentes cuando además se supone que estamos transitando la salida de la llamada guerra del volumen, que comenzó en la década de los 90 con el auge del CD llevando al rango dinámico a valores cada vez más chatos y acortando las posibilidades de que múltiples planos sonoros convivan en cualquier producción sonora comercial.

Los nuevos paradigmas apuntan a una inteligibilidad mayor, a una riqueza de planos que permita disfrutar de sonidos fuertes como tenues. Entonces, con esto presente, podemos destinar algunas escuchas con nuestro sistema de reproducción sonando a un nivel considerable y verificar que todos los planos de nuestra mezcla se escuchan con claridad en los niveles que les quisimos otorgar. Si podemos escuchar con inteligibilidad todos los planos que hemos construido y suenan perceptivamente parejos estamos en condiciones  de dar por terminada la etapa de mezcla.


Obteniendo el archivo final

Esta opción, dependiendo el programa de edición multipista sobre el que hayamos trabajado puede aparecer bajo el nombre de bounce, render, mixdown, export o de alguna otra manera. En líneas generales la operación consiste en reproducir y grabar todas las órdenes que hayamos configurado a lo largo y ancho de nuestro proyecto. Tenemos que tener especial cuidado en este momento en no haber dejado canales en solo o muteados, ya que el archivo que obtendremos es una fiel réplica de lo que esté configurado en el proyecto en ese preciso momento.
En general, podemos elegir diversas opciones para el formato del archivo que nos entregará la operación. Lo recomendable es elegir wav o aif, que son formatos de audio sin compresión. En todo caso, esos archivos pueden convertirse posteriormente a mp3 u otros formatos más livianos para ser enviados o compartidos por internet.

Una vez obtenido el archivo, lo recomendable es abrirlo en un editor de audio para los últimos retoques.
Así como en su momento realizamos fundidos de entrada y de salida a cada clip, nos toca ahora hacerlo de manera técnica en el archivo completo, para asegurarnos una vez más no generar ningún click indebido al iniciar o terminar la reproducción. También es conveniente agregar un segundo de silencio al inicio y al final del clip, para asegurarnos que si en el futuro forma parte de un album, compilación o lista de reproducción, estará debidamente separado de las pistas que lo antecedan y precedan.

Sigue la normalización a pico, un proceso mediante el cual el programa escanea la totalidad del archivo con el que estamos trabajando para encontrar el pico más alto y llevarlo al valor que le hemos ordenado –generalmente 0 dBfs, el nivel más alto que maneja un sistema digital–, ajustando cada una de las demás muestras en proporción. Es importante entender que la normalización a pico no altera los valores proporcionales de una señal de audio, solamente optimiza la relación señal – ruido, permitiendo que la reproducción del audio esté lo más alejada posible del piso de ruido del sistema sin alterar los planos de la mezcla.

Normalizacion

Por último, chequeamos el eje del cero absoluto, también llamado eje de la contínua o DC offset –en los programas que estén en inglés–. El desvío de este es eje es un error muy común, presente en algunos clips de audio a raíz de los múltiples procesamientos que ha recibido hasta llegar a esta etapa, manifiesto por las desigualdades que tiene la señal, en los dominios positivos y negativos con respecto al eje de cero absoluto, donde la amplitud es -∞. La señal debe oscilar con su eje en -∞ y con este chequeo lo corroboramos.

Offset

¡Al fin tenemos nuestro archivo listo! es hora de subirlo, compartirlo y hacerlo rodar para que llegue a la mayor cantidad de escuchas posibles.

¿Cómo finalizás tus audios? ¿Te sirvieron estos tutoriales? Sentite libre de compartirlo con quien quieras para seguir intercambiando técnicas y métodos de trabajo con audio.
¡Gracias por pasar!

En la entrega anterior nos ocupamos de todos los aspectos técnicos que permiten preparar el espacio de trabajo de cara a la etapa creativa. Cargamos los clips de audio en el programa de edición multipista y los separamos por su procedencia o contenido. Además, emprolijamos con fundidos todos los clips para que sus entradas y salidas no generen saturaciones o clicks indeseados.

Vamos a comenzar la mezcla y es necesario retomar el tipo de paisaje sonoro que hemos decidido crear, ya que como decíamos anteriormente, la elección por un paisaje sonoro real o virtual define las reglas de nuestro trabajo, que en el primer caso se verán limitadas por el realismo y la verosimilitud con lo que conocemos como mundo real –desde la acústica hasta la ley de gravedad–, mientras que en el segundo, el sistema de reglas es definido por el proceso creativo en sí mismo.
Entonces, a partir de nuestra elección, el primer paso es imaginarnos esa sonoridad. ¿Es un espacio abierto? ¿Es un espacio cerrado? Si es así, ¿es resonante o más bien seco? ¿hay muchos objetos o es una sala vacía? Si tuviéramos que imaginarnos cómo suenan un depósito fabril vacío, una playa con o sin gente, una autopista transitada de noche o de día, la habitación de un cosmonauta en su estación espacial o la fiesta de cumpleaños de una raza alienígena, de inmediato vienen ideas a nuestra cabeza que provienen de nuestras experiencias previas y por supuesto, de nuestra creatividad que le otorgan cierta lógica a esos retratos sonoros –por ahora– imaginarios.

La ubicación de las fuentes sonoras en el entorno que construyamos es fundamental para que el paisaje sonoro funcione en los términos que estamos esperando y a eso nos abocaremos en esta entrega atendiendo al funcionamiento de cuatro variables fundamentales que son la intensidad, la posición estéreo, la proporción de campo directo y campo reverberante y el comportamiento espectral, que en su combinación dan por resultado los distintos planos sonoros que conformarán nuestro espacio.
En este momento, el trabajo por capas que propusimos desde la entrega anterior  [link] comienza a subdividirse, por las necesidades propias de cada clip en particular, en más y más canales, llegando a tener típicamente un canal por cada fuente sonora.

Intensidad
La variable de intensidad es clave para la primera aproximación de una fuente sonora al lugar que le queremos otorgar en el espacio sonoro que estemos construyendo. En una primera instancia, podríamos decir que los sonidos más fuertes corresponden a fuentes sonoras más cercanas y los más débiles a fuentes sonoras más alejadas al punto de escucha. Sin embargo la generalización no es posible, ya que podríamos contar con un susurro íntimo en comparación a la explosión de un motor puesto en marcha y las relaciones quedarían invertidas. También debemos considerar que si es una fuente que está en movimiento, mientras se acerca o se aleja su intensidad también aumenta y disminuye respectivamente.
En conclusión, si tomamos un clip de audio y variamos su intensidad, estaremos alterando la percepción de la distancia del mismo respecto al punto de escucha.
Desde su aspecto narrativo, el cambio de intensidad de una misma fuente sonora, o la intervención de una nueva con una intensidad por encima de la media, son útiles para focalizar la atención de la audiencia y suelen ser utilizados para aumentar la tensión y generar expectativa.
La intensidad se mide en dBfs, y aunque generalmente 0 dBfs es el nivel más alto que maneja un sistema digital, los programas de edición multipista suelen trabajar hasta +6 dBfs, a riesgo de nuestra parte de saturar la salida.

Fader_intensidad

Posición estéreo
Si bien la percepción de nuestro sistema auditivo funciona en 360º, al pensar en la construcción de un espacio sonoro tenemos la limitación del sistema de reproducción para el cual estamos pensando el paisaje sonoro: típicamente estéreo y en menor medida algún formato de sonido envolvente. Aunque las posibilidades de trabajar en formatos envolventes existen, tomaremos la generalidad y pensaremos en un espacio sonoro que será reproducido por dos parlantes, que suele ser lo más extendido.
El campo estéreo, es un espacio tridimensional creado a partir de la reproducción en dos parlantes en el que se puede percibir la ubicación de las distintas fuentes sonoras provenientes de la izquierda o de la derecha.
En la cabecera del canal de todo programa de edición multipista encontramos la herramienta de paneo –también llamado panoramizador o ubicación panorámica– que permite cambiar proporcionalmente cuánta señal –de los clips que están montados en dicho canal– saldrá por el parlante izquierdo y cuánta por el derecho, generando la ilusión de ubicación.
Por ejemplo, si un canal estuviera paneado completamente a la derecha, nada saldría por el parlante izquierdo, y viceversa. Por otro lado, si el paneo no es completo se obtienen distintas proporciones en las que un sonido suena más fuerte por un parlante que el otro.
Aquellos clips que no estén paneados –o mejor dicho estén paneados al centro– darán la sensación de omnidireccionalidad, motivo por el cual, por lo general los sonidos ambiente se trabajan de esta manera. Así, mediante esta herramienta intentamos replicar la procedencia espacial de las fuentes sonoras con las que estamos trabajando.
La combinatoria entre intensidad y posición estéreo permite la ubicación parcial de las fuentes sonoras en el espacio constituyendo el primer paso hacia su construcción.
El paneo se mide en unidades propias de cada programa, pudiendo ser valores entre -100 –izquierda total– y +100 –derecha total–, valores entre -64 y +63 –heredados de los 128 valores típicos de los sistemas MIDI–, o cualquier escala que nos permita diferenciar la proporción entre la izquierda total y la derecha total.

Paneo

Campo directo / reverberante
Llamamos reverberación al sonido residual que continúa sonando mientras la fuente que lo originó ya no lo hace. El ejemplo típico lo podemos poner con una palmada: si aplaudimos en el depósito fabril vacío del que hablábamos antes, podemos imaginar que una vez extinguido el sonido de la fuente –las manos dando la palmada– habrá un residuo sonoro por los diversos rebotes que se generen en ese espacio; si la misma palmada la hacemos en el medio del campo, al no rebotar en ningún lado, no habrá residuo; o si la hacemos en alguna habitación de nuestra casa habrá un residuo moderado, dependiendo de la composición de los elementos que absorban y reboten el sonido.
Atendiendo a este fenómeno, cuando escuchamos los entornos sonoros de nuestra realidad, escuchamos campo directo y campo reverberante en alguna proporción. Esto se da por la combinatoria de sonidos directos y difusos, es decir, aquellos que escuchamos directamente de su fuente, y aquellos rebotes que escuchamos de la fuente en ese espacio, tal como se observa en la imagen de más abajo.
El campo directo se define como aquella zona del entorno en la que predominan los sonidos directos, sin intervención de rebotes; el campo reverberante, por el contrario, está compuesto por todos los rebotes que tengan lugar en ese espacio.
Cuando anteriormente hablamos de técnicas de microfoneo [link], marcamos la
diferencia entre registros puntuales y ambientales. Esto toma especial relevancia en este momento, ya que al escuchar un clip proveniente de nuestro registro de campo pueden suceder dos cosas: que esa fuente sonora la hayamos grabado a distancia y, por lo tanto, tenga incluida una reverberación correspondiente a su espacio –registro ambiental–; o que la hayamos grabado de cerca y no brinde información del tipo de espacio –registro puntual– careciendo absolutamente de reverberación.
Si queremos entonces generar una sensación de naturalidad al momento de ubicar dicho sonido en el campo estéreo, debemos considerar este parámetro y añadir artificialmente la reverberación a los sonidos registrados de forma puntual, mediante algún programa especializado o bien con alguno de los presets que incluyen los programas de edición multipista, para imitar la ubicación real de la fuente sonora en ese espacio determinado.

Reverb

Ecualización
El último ajuste, el toque detallista en esta combinatoria de variables que otorga verosimilitud a la construcción del espacio sonoro, es el comportamiento espectral, es decir, la riqueza o carencia de frecuencias de las fuentes sonoras con las que estemos trabajando.
Siempre recurrimos a la naturaleza de la escucha en un entorno real: sabemos así que a mayor cercanía entre la la fuente y el punto de escucha, mayor riqueza en graves y de detalle espectral general; o que la misma fuente escuchada de forma directa o de forma difusa no son lo mismo. Imaginemos que hablamos con una persona que está de frente a nosotros: escuchamos su voz con riqueza de frecuencias. De pronto, por algún motivo esa persona nos da la espalda y nos sigue hablando: de inmediato perdemos resolución en frecuencias agudas por la sombra acústica que genera la propia cabeza del hablante.
Estos comportamientos pueden ser replicados mediante el uso de ecualizadores, enfatizando o atenuando distintos rangos frecuenciales.
Típicamente, vemos el espectro de la señal de audio con la que estamos trabajando y superpuesta la curva de ecualización que queda conformada a partir de los filtros que apliquemos en pos del resultado deseado.
Nuevamente podemos encontrarnos registros puntuales o ambientales. Mientras que en los últimos no habrá mucho por hacer, con los primeros podemos trabajar libremente, incluso lograr que se perciban como ambientales a partir de su procesamiento.

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Otros efectos y procesos
Por supuesto, existen otras opciones de transformación para aplicar a los clips de audio y obtener diversos resultados: efectos como delay, flanger, chorus pueden ser utilizados creativamente en el proceso de construcción del espacio sonoro. Las opciones disponibles para trabajar son infinitas, sin embargo debemos considerar que con su uso, nos alejaremos cada vez más de la idea de paisaje sonoro real y estaremos más cerca de un paisaje sonoro virtual.

¿Qué variable priorizás cuando construís tus paisajes sonoros? ¿habías pensado en la combinatoria de estas cuatro? la próxima entrega tratará sobre la etapa de finalización, ¡quédense pendientes!

¡Gracias por pasar y compartir!