La escucha de Benjamin

Cada tanto, por esas derivas de las lecturas que uno va haciendo a lo largo de su vida, vuelvo a Benjamin. Esta vez, después de pasar por El libro de los pasajes para estudiar las definiciones de archivo y de colección que hace el autor, volví a Diario de Moscú, un texto donde el propio Benjamin narra su estadía en esa ciudad entre diciembre de 1926 y febrero de 1927. Hay interpretaciones sobre este viaje, hay quienes creen que su intención principal era vivir en primera persona la realidad comunista y el bolchevismo; y hay quienes creemos que aquel viaje estuvo motivado principalmente por el reencuentro con su amada Asja Lacis, una actriz con la que había mantenido un vínculo amoroso en épocas pasadas.

Pero lo que aquí les comparto no está motivado por su trasfondo amoroso sino por el abordaje de lo sonoro que hace el mismo Benjamin, en particular, en una de las entradas de su diario. Y es que de la entrada del 30 de diciembre brota la musicalidad, la sonoridad y la actitud de escucha que el autor mantenía desde la habitación en la que se hospedaba. Cabe la aclaración: si bien la transcripción que aquí les comparto corresponde a la edición de Editorial Godot (2019), me he tomado la licencia de cambiar dos palabras de la traducción que hace Paula Kuffer: ella habla de apertura y de motivos pero, humildemente, creo que es más apropiada la traducción que ofrece Marisa Delgado en la edición de Taurus (1990), que utiliza obertura y leit-motivs, conceptos puramente musicales que encajan perfecto en el contexto de la descripción.

30 de diciembre
«El árbol de Navidad aún está en mi habitación. Poco a poco logro reconocer el orden de los sonidos que me rodean. La
obertura empieza muy temprano y consta de varios leit-motivs: primero, las pisadas en la escalera que está delante de mi habitación y que conduce al sótano. Seguramente, se trata del personal del hotel, que sube para ir a trabajar. Luego empieza a sonar el teléfono en el pasillo, y no suele parar hasta  la una o dos de la mañana. En Moscú este aparato funciona a la perfección, mejor que en Berlin o París. Te comunican en tres o cuatro segundos. Sobre todo oigo a un niño que grita cuando habla por teléfono. Uno se va familiarizando con las cifras en ruso cuando escucha la descomunal cantidad de dígitos. Luego, sobre las nueve, llega un hombre, llama a una puerta tras otra y pregunta si la puertecita está cerrada. Es la hora de calefaccionar. Reich sospecha que, aunque esté cerrada, en la habitación entra un poco de monóxido de carbono. Es muy probable que así sea, porque a menudo por las noches, el ambiente es sofocante. Además, también emana calor del suelo que, como la tierra volcánica, tiene puntos muy calientes. Antes de salir de la cama, un golpeteo rítmico sacude el sueño, como si estuviesen preparando unos bistecs gigantes: están cortando leña en el patio interior. Y a pesar de todo, mi habitación destila tranquilidad. Pocas veces he estado en una habitación en la que trabajar me resultara tan fácil.» (Benjamin, 2019, p. 83)

En lo personal, me resulta fascinante cómo Benjamin, a partir de una escucha acusmática, se adentra en la descripción de un paisaje sonoro con lujo de detalles, incluso aludiendo a una serie de analogías musicales que se imbrican con total naturalidad con su poética literaria. Además, por una cuestión de deformación profesional suele sensibilizarme mucho cuando algún texto –ya sea de ficción, o de no ficción como es este caso– incurre en este tipo de descripciones porque me permite aprender otras formas de relacionarse y de develar lo sonoro, de caracterizar la escucha y el espacio al que atiende librando a la imaginación a conformar esa atmósfera sonora de manera casi automática. También permite entender el valor que el autor le otorga a esa escucha, permitiendo además describir situaciones que suceden incluso fuera del alcance de su visión.

¿Recuerdan algún texto que describa lo sonoro de manera similar? ¿Les ha pasado poder imaginar cómo suena lo que Benjamin relata? Les agradezco de antemano por su tiempo para con esta lectura y por cualquier comentario que tengan ganas de compartir.

Torre Radial de Moscú.

Benjamin, Walter (2019). Diario de Moscú 1926/1927. Traducción de Paula Kuffer. Buenos Aires: Ediciones Godot.

Benjamin, Walter (1990). Diario de Moscú. Traducción de Marisa Delgado. Buenos Aires: Taurus.

2 comentarios
  1. Leandro E. Rodríguez dijo:
    Avatar de Leandro E. Rodríguez

    Esta reflexión –y el texto, por supuesto- me interpela a varios niveles. Muchas gracias.

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